8/15/2014

                                            LA AGRESIóN : LASTIMAR A LOS DEMás

(Un Resumen y Comentario Personal al Capitulo 10 del Libro Psicología Social del Dr. David G. Myers, que refiere los temas de la Influencia sobre la Agresión, reducción de la agresión y la reforma de una cultura violenta) 

                                                   (Autor: Jhon Walter Montoya Sierra)

Breve Semblanza del Dr. David G. Myers
Recomiendo primero que todo leer el libro Psicología social;del Dr. David Myers, donde se marca la norma por la cual se juzga otros textos de psicología social. El estilo único de este reconocido autor, así como su voz singular e intima, hacen que los temas incluidos en esta obra sean convincentes y realistas. La organización de esta importante obra transporta de manera lógica al estudiante a través del estudio de las formas en que las personas piensan, influyen y se relacionan entre sí, con un equilibrio apropiado de investigación básica y aplicaciones. En este libro se presenta una investigación abundante y actual, por medio de la cual el autor refleja la importancia que tiene la psicología social para los estudiantes y para la sociedad en general. La obra, presenta más de 500 citas y un gran número de fotografías y figuras originales para representar conceptos importantes; así como  recuadros de enfoque que hacen énfasis en las situaciones sociales y su aplicación en la vida real dentro del contexto de la psicología social. Se presenta una organización óptima de los temas, en cuatro partes. La obra concluye con tres aplicaciones de la psicología social e incorpora importantes ejemplos aplicados a las artes, los negocios, los deportes, la religión, la política y la historia.
La credibilidad de los escritos del  Dr. David G. Myers es bastante alta por cuanto es una de las autoridades mundiales en el tema de la psicología social; sus libros (17), así como sus investigaciones y escritos, son referentes obligatorios para la mayoría de estudiantes de psicología social y de ciencias de la conducta; además de ser también autoridad en ciencias de la audición y otros trastornos de la comunicación.
Entre sus varios libros me llaman personalmente la atención los siguientes:
-Psicología en la vida cotidiana
-La búsqueda de la felicidad
-La paradoja americana: El hambre espiritual en la era de la abundancia
-Psicología a través de los ojos de la fe
-Lo que Dios ha unido: el caso Cristiano para el matrimonio homosexual
-Una carta amistosa a escépticos y ateos: ¿Por qué Dios es bueno y la fe no es el mal?
  
Breve resumen del Capitulo 10 de su libro Psicología Social
El autor del libro trata en el capitulo 10 acerca del tema de la agresión como una forma de lastimar a los demás; su enfoque parte de la definición y de las diferentes teorías acerca de  la agresión; continuando con un análisis sobre cuales son los factores que influyen en la agresión y cual sería la forma de reducirla, y finaliza con una recomendación para reformar la cultura violenta.
(De aquí en adelante solo trataré acerca de la parte tres del capitulo, en lo que se refiere a las influencias sobre la agresión, la reducción de la agresión, y la reforma a la cultura violenta)
El Dr. Myers comienza su análisis con un estudio acerca de la influencia de la televisión en los comportamientos agresivos de las personas, definiendo claramente como los modelos agresivos que los niños ven, les enseñan nuevas formas de agredir; también los adultos aprenden a ser agresivos e iracundos y a actuar violentamente observando la violencia a través de este medio de comunicación.
El autor a lo largo de toda la sección, relaciona cuantitativamente, las diferentes encuestas, reportes, y estudios que se han hecho con diferentes grupos sociales y cómo los resultados confirman de manera clara y contundente, que gran parte de la violencia familiar y social que vive actualmente la humanidad es adquirida  y aprendida a través de estos medios de comunicación (cine y televisión).
Algunos datos alarmantes que llaman la atención, en las diferentes encuestas analizadas son las siguientes: 6 de cada 10 programas contienen violencia; hacia el final de la escuela un niño promedio ha visto en televisión unos  8.000 asesinatos y unos 100.000 actos violentos; y uno de los encuestadores de forma lacónica concluye: “La humanidad a tenido eras con mucha mayor sed de sangre, pero ninguna tan llena de imágenes de violencia como la presente, nos encontramos en una marea desbordante de representaciones violentas que el mundo nunca ha visto…inundando cada hogar con escenas gráficas de un salvajismo cuidadosamente coreografiado”.  
El Dr. Myers analiza también como la llamada “catarsis” ó liberación emocional de la agresión tiene diferentes enfoques y puntos de vista en cuanto a sus efectos positivos o negativos dependiendo del estudio que se realice y de la población involucrada en dicho estudio.
Las preguntas que el autor se plantea al respecto son las siguientes:
¿Cómo afecta la televisión, el comportamiento y la forma de pensar de los televidentes?
¿Imitan los televidentes los modelos violentos?
Y su respuesta es clara y precisa: Sí, efectivamente existe una correlación entre ver televisión y el comportamiento humano; entre más violento sea el contenido de la televisión que el niño ve, más agresivo será el niño; aunque también posibles factores terceros pueden estar creando relaciones coincidenciales entre ver violencia en la televisión y la agresión en sí, aunque los estudios confirmaron que ver violencia en la televisión amplifica la agresión; no queda duda en absoluto de que frecuencias más altas de observar violencia en televisión, se correlacionan con un aumento en la aceptación de las actitudes agresivas y un aumento en el comportamiento agresivo.
Los resultados de los estudios analizados por el Dr. Myers nos muestran que la televisión y la pornografía no son las primeras causas de la violencia social y que aunque son factores desencadenantes de la misma, son potencialmente controlables.
Una de las posibilidades analizadas es la de que no es el contenido violento en sí, la causa de la violencia social sino la estimulación que produce y que es la que desborda la excitabilidad del televidente, así como también comparativamente, escuchar por ejemplo  música con letras sexualmente violentas parece tener un efecto similar que predispone a los hombres jóvenes a comportarse más agresivamente. Otra posibilidad es la de que las representaciones en los medios de comunicación también evocan e invitan a la imitación; de lo cual concluye el Dr. Myers, que si los métodos de relacionar y resolver problemas presentados como modelos en la  televisión dan origen a la imitación, en especial entre los televidentes jóvenes, entonces la presentación de un modelo de comportamiento social positivo debería también ser benéfico socialmente, ya que este es constructivo y servicial y opuesto al comportamiento antisocial.
El Autor analiza que la influencia de los medios no es solo sobre el comportamiento humano sino que también la observación prolongada de la crueldad, desensibiliza y distorsiona la percepción de la realidad; la respuesta mas comúnmente escuchada es: “no me molesta en lo absoluto”, y la conclusión sería entonces que todos los programas de televisión son “educativos”, el asunto es ¿Qué es lo que enseñan?. El efecto más potente de la televisión es que el mundo de ficción moldea nuestras concepciones sobre el mundo real.
Después de analizar las causas que hacen agresivos  y/o que favorecen las tendencias agresivas en los individuos como son las frustraciones, los insultos y los modelos agresivos, el autor entra a analizar las influencias de los grupos sociales, dice él, que los grupos pueden amplificar las reacciones agresivas en parte al diluir la responsabilidad; por una parte muchos estrategas imparten ordenes de atacar pero estando en lugares remotos a los frentes de batalla, es decir que imparten ordenes pero otros las ejecutan, y por otra parte entre más grande sea el numero de personas atacantes con más sevícia y mutilación cometen sus crímenes; al respecto dice la autora Ellen Key lo siguiente: “la peor barbaridad de la guerra es que predispone a los hombres de manera colectiva, a cometer actos contra los que, de manera individual, se sublevarían con todo su ser”.
El Dr. Myers después de examinar  el instinto, la relación ente frustración y agresión y las teorías del aprendizaje social sobre la agresión y las influencias sobre esta, plantea la pregunta de los siglos: ¿Cómo podemos reducir la agresión?.
Según la Catarsis, a los jóvenes se les debe enseñar a ventilar su ira, ya que si una persona acumula ira, se tiene entonces que encontrar una salida, y darle la oportunidad de dejar escapar la presión; algunos psicólogos incluso “aconsejan” a los padres que animen a sus hijos a liberar la tensión emocional por medio del juego agresivo; y entonces el interrogante es: ¿ es pues la catarsis un abordaje válido o no lo es?, la creencia de que “ventilar la violencia libera las hostilidades, virtualmente nunca ha sido apoyada por la investigación; por ejemplo los espectadores del futbol, lucha o hockey, manifiestan mayor hostilidad después de los eventos deportivos, y por otro lado ni siquiera la guerra parece purgar los sentimientos agresivos, pues por lo general después de una guerra, las tasas de asesinatos de una nación, tienden a aumentar.
Ya en los capítulos anteriores del libro, el  Dr. Myers hablaba de que si bien es cierto que  los actos crueles engendraban actos crueles, y de que pequeños actos agresivos podían generar su propia justificación, deberíamos en lugar de almacenar la ira y los impulsos agresivos, y de rumiar silenciosamente nuestras quejas;  buscar formas no agresivas de expresar nuestros sentimientos y de hacer saber a los demás cómo nos afecta su comportamiento, y concluye el autor con un “podemos ser firmes sin ser agresivos”. 
Propone a continuación el autor que si el comportamiento agresivo es comprendido, entonces hay  esperanza de que se pueda controlar; las recompensas influyen en la agresión instrumental, esto sugiere que deberíamos retribuir el comportamiento cooperativo y no el agresivo, argumenta el autor, que experimentalmente los niños se vuelven menos agresivos, cuando quienes los cuidan NO TIENEN EN CUENTA su comportamiento agresivo y más bien refuerzan su comportamiento no agresivo. La mayor parte de la agresión mortal es impulsiva e intensa, es el resultado de una discusión, de un insulto o de un ataque, siendo así, debemos prevenir la agresión antes de que ocurra; debemos enseñar estrategias no agresivas para la solución de conflictos. Por otra parte el castigo físico también puede tener efectos colaterales negativos, ya que es un estimulo que genera rechazo y solo sirve de modelo para el comportamiento que busca evitar; estas son las razones por las que los adolescentes violentos y los padres que maltratan a sus hijos proceden con tanta frecuencia de hogares en los que la disciplina tenía la forma de castigo físico severo.
Concluye el Dr. Myers proponiendo que con el fin de propiciar un mundo más amable podríamos modelar y recompensar la sensibilidad y la cooperación desde una edad temprana, quizás entrenando a los padres para disciplinar sin violencia, y a la sociedad para enseñarles a los jóvenes pandilleros y a sus padres, destrezas de comunicación, entrenándolos para controlar su ira y aumentando en ellos su nivel de razonamiento moral. Si observar modelos agresivos disminuye las inhibiciones y favorece la imitación, entonces también podemos reducir las representaciones brutales y deshumanizantes en las películas y en la televisión, así como también reducir los estímulos agresivos que también desencadenan agresión.
El Dr. Myers transcribe al final del capitulo algunas cartas y ejemplos donde se analiza por un lado el desinterés de los gobiernos por ayudar a la población y por proteger a los más inocentes contra  la violencia y la agresión, y la reacción de la sociedad, así como también algunos conceptos y conclusiones de expertos en manejo de violencia y agresión , donde cabe resaltar uno del director del FBI (1993) que dice al respecto : “ El aterrador nivel de anarquía que nos ha invadido como una plaga, es más que un problema de refuerzo de la ley; el crimen y el desorden que provienen de la pobreza sin esperanza, de los niños sin afecto y del consumo de drogas, no pueden ser solucionados simplemente con prisiones sin fondo, condenas obligatorias y más policía; reaccionar frente al crimen después de que este se presenta es el equivalente a tratar el cáncer con curitas”.

POSICIÓN PERSONAL FRENTE A LOS PLANTEAMIENTOS DEL AUTOR
Plantear una opinión personal sobre este tema, frente a una autoridad en el mismo como es el Dr. Myers no es nada fácil, pues ya casi todo esta dicho, pero trataré de hacerlo a su altura.
La sociedad actual enfrenta hoy un alto índice de violencia producido no solo por las influencias de los medios grupales y de comunicación, sino también por los defectos estructurales de la sociedad que hemos construido y de algunos individuos sin conciencia y sin corazón. 
La agresión real que vemos en los hogares es la primera causante de la violencia intrafamiliar, violencia que a su vez es transmitida a la sociedad como una forma incorrecta de catarsis o de escape emocional, y si a este polvorín le agregamos un detonante tan impactante como la pobreza ,la discriminación, y la opresión;  la consecuencia es obvia, los individuos explotarán de forma violenta y agresiva, muchas veces sin saber si quiera por qué.
La agresión se aprende en casa, pero genera sus efectos en la sociedad; La influencia de los medios de comunicación nos acercan más a las realidades que no conocemos o que pretendemos ignorar, esa realidad sin su influencia nos mantendría en una posición más estrecha y menos objetiva; para expresarlo de otra manera, los medios son vistos en la actualidad como los “culpables” del momento y como los causantes de la violencia, aunque si bien es cierto que el contenido de muchos de los programas es abusivo, violento y degradante, también es cierto que es el televidente quien escoge libremente la programación que desea ver, e instintivamente se vuelve en repetidor de ese mal comportamiento visto, aprendido e imitado. Las actitudes violentas son las que generan y desencadenan actos violentos, y aunque muchos programas o películas estén plagadas de violencia y corrupción, el verdadero problema está es en el encuentro de la realidad vista con la realidad vivida que es la verdadera violencia.
Pareciera hoy en día como  si la meta fuera lastimar y dominar a los otros, sin limites ni consecuencias, comenzando por nuestras propias familias, ignorando quizá que nuestras actuaciones marcan indiscutiblemente la historia de los demás y la de nosotros mismos. Factores desencadenantes de violencia ha habido en todos los tiempos, por maldad, sed de poder y de tener, envidias, pecado y corrupción, entonces nuestro comportamiento no necesariamente corresponde a la influencia de la violencia mostrada en los medios sino a nuestra propia violencia interna y personal; el verdadero enfoque social es la violencia real que vemos a diario en nuestros hogares y en nuestra sociedad; y el verdadero desencadenante de la misma, es nuestra propia conciencia que es la que elige si actúa o no actúa agresivamente; no debemos “satanizar” tanto los medios de comunicación, simplemente si su contenido es amoral o violento pues pasemos el canal y ya; aquí lo que debemos es enfocar nuestras propias metas y actitudes personales, donde los protagonistas de la paz seamos nosotros mismos y los antagonistas derrotados sean nuestros propios bajos instintos; que nuestra lucha interna genere bienestar y no malestar en nuestras familias y en la sociedad; es nuestra propia inteligencia la que debe dominar nuestra agresión y no al contrario, hay que relacionarse es con la inteligencia y no con la violencia.
Por otra parte seria bueno cuestionarnos si es que preferimos más a los grupos que agreden que  a los que siembran la concordia y la paz; debemos estar es del lado de los buenos, asumir la capacidad del filtro que recibe filtra y da, y ser una buena relación causa – efecto, frente a una sociedad enferma y viciada por la violencia, el mal  y la desesperanza. Si la sociedad siempre ha tenido sed de sangre, tengamos nosotros hoy en día sed de justicia y de paz.


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