8/12/2014

LA CRISIS DE LA FAMILIA ACTUAL
                                                   (Autor: Jhon Walter Montoya Sierra)

La crisis por ausencia de valores y falta de comunicación que hoy en día viven las familias, se debe a una incompatibilidad entre el proyecto humano y el plan de Dios, sobre esa comunidad familiar.
Es contraproducente ver y observar como mientras parte de la sociedad y la iglesia en general, hablan de las virtudes que debe tener una buena familia, llamándola incluso la base de la sociedad, es la familia misma la causante de la ausencia de virtudes en todos o en algunos de sus miembros, debido al alejamiento que ejercen sobre las buenas costumbres y al desprecio sobre los principios éticos y morales, que antes unían como una columna vertebral a los miembros de las familias y de la sociedad.
Hace 30 o 40 años era un caso excepcional, conocer un niño de padres separados, y a ese niño, toda la sociedad lo quería ayudar, hoy en día según las encuestas, el 80 por ciento de los niños y jóvenes  cuentan que sus padres, ó son separados ó tienen conflictos constantes que afectan la estabilidad de su hogar.  ­­
¿Que ha pasado entonces en los últimos años?, ¿ se ha perdido quizás el concepto de unión familiar, ó se ha cambiado este concepto, por el falso argumento de buscar la propia felicidad?.
La respuesta a esta ultima inquietud es obvia, la familia y la sociedad han alejado a Dios de su lado, dando paso al uso desordenado del tiempo y de su propia libertad, olvidando que una familia cristiana, es una comunión  de personas que debe reflejar la comunión que existe en Dios, entre el Padre, El Hijo y el espíritu Santo;  el enunciado no puede ser más claro: “ una familia es una comunidad de fe, esperanza y caridad, y por eso la podemos llamar Iglesia domestica”.
¿Es posible entonces, reconstruir la sociedad, sobre la base de la reincorporación de los principios Cristianos a la vida familiar? o tendremos que seguir asistiendo, al triste espectáculo de ver como nuestra sociedad alejada de Dios, irremediablemente se desmorona y se autodestruye, consumida por una crisis de valores y por una ausencia de ética y moral en sus individuos y en las familias que la determinan.
La incompatibilidad de las realidades entre los proyectos humanos y el plan de Dios sobre la sociedad, debe ser resuelto con la participación consiente de toda la sociedad en general y de cada individuo en particular, creando una campaña de recuperación de valores perdidos, en la cual deben participar directa y concretamente, todos los grupos sociales, el Estado, los medios de comunicación, la Iglesia, los colegios y universidades, las familias, y todos los individuos que integran la sociedad.


JUSTIFICACÍON
Diariamente vemos los esfuerzos de los medios  de comunicación y del gobierno, por lanzar agresivas campañas cuyo fin solo es económico y/o político, donde proponen y plantean soluciones prácticas a temas como la violencia, la pobreza, la corrupción, y en no pocas ocasiones a banalidades como la malsana diversión, el sexo, los vicios y el amor a las cosas materiales, pero de valores y de principios Cristianos poco o nada se habla; entristece en medio de todo este panorama, la ausencia casi total de la Iglesia de Cristo, en los medios masivos de comunicación, y los pocos esfuerzos hechos al respecto, los realizan individuos particulares sin apoyo y sin mucho resultado, es algo así como golondrinas solitarias tratando de hacer verano.El tema de la familia Cristiana como Iglesia doméstica, es fundamental para superar esta crisis, pues es el mismo alejamiento que las familias han hecho frente a todo lo que tenga que ver con Dios, lo que ha debilitado las estructuras sobre las que deben estar construidas dichas familias y por consiguiente, la sociedad entera.Las cifras hablan por si solas: 3 de cada 100 niños, mueren por violencia, hambre o descuido; 30 de cada 100 niños son violentados en sus hogares; 23 de cada 100 niñas menores de 16 años han estado o están embarazadas; 70 de cada 100 niños menores de 18 años fuman o ingieren alcohol; 80 de cada 100 jóvenes menores de 18 años ya han tenido relaciones sexuales; y eso sin contar cuantos están consumiendo alucinógenos, o pertenecen a pandillas o a sectas o a grupos que hacen o pretenden hacer daño a la sociedad. En cuanto a las mujeres, las cifras no se quedan atrás: un promedio de 4000 mujeres son asesinadas al año en Colombia; 22 de cada 100 han sido agredidas sexualmente; 43 de cada 100 son ultrajadas por sus propios compañeros; además del triste espectáculo que se ve y se oye a diario en los medios de comunicación, donde la mujer prácticamente es presentada como un simple instrumento sexual, con la no más triste aprobación y participación de muchas de ellas, en estas vulgares campañas. El panorama en general es desolador: Ancianos e indigentes abandonados muriendo en las calles; niños explotados y pidiendo limosna en los semáforos y puentes; niños involucrados en la guerra y peores formas de trabajo infantil; Tabernas y prostíbulos llenos e Iglesias vacías; vulgaridad a diestra y siniestra; asesinatos, robos, maldades de toda índole; traiciones, adulterio y fornicación, vicios de todo tipo; inmisericordia y ausencia total de amor en muchos corazones; parecemos como una sociedad abandonada por Dios (o que hemos abandonado a Dios), y que se conduce inevitablemente a su propio fracaso.Solamente abandonando el camino del mal y construyendo valores y principios Cristianos como el amor, la bondad, la generosidad, el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la perseverancia y la humildad, podremos fortalecer nuestras familias, para que puedan protegerse contra esa fuerza de mal tan grande que embiste hoy a nuestra sociedad.
Nuestro Señor es claro en su Palabra: “ ….Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa, pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca (Mat.7,25)


HIPOTESIS
Las causas de la crisis familiar son variadas, y provienen de realidades individuales, es decir del mal proceder y de la mala actitud que los individuos asumen frente al tema de sembrar y cultivar buenos valores que mantengan la unidad familiar. Algunas de las más importantes son:
       Familias preocupadas por el exceso de ocupaciones (ocupadas y preocupadas):
Son familias sin tiempo, antes había menos prisa, todos iban más despacio, hoy en día las familias y los jóvenes tienen más afán, la vida se volvió más rápida, ya no hay tiempo para reunirse en familia, ese mundo rápido no nos da tiempo para dialogar, ni para conocernos ni para querernos, hoy en dúa se ven Padres sin tiempo para sus hijos, hay más dinero pero menos hogares.
Individualismo y no familia:
Las familias son lazos que nos unen, una familia debe ser un grupo de individuos, todos unidos, compartiendo ideales y sueños . Hoy cada cual tira para su lado, solo se escucha:
“ Mi….mi….mi….”, pero casi no existe el “nuestro…nuestro….nuestro…”; por otra parte: “Yo tengo derecho a…a…a…” pero no “Yo tengo el deber de…de…de…”; esto separa las familias, pues una familia no “soy yo” sino que “somos nosotros”.
              Desconcierto de valores:
 Las familias sufren por el desconcierto actual de valores, anteriormente casi todas las Familias actuaban igual, tenían y defendían los mismos valores, a los Padres se les obedecía y no se les podía levantar la voz , los niños aprendían los valores en casa, aprendían a no robar, a respetar, a trabajar, a tratar bien a las mujeres, a amar a la patria, y a entender que por encima de todo, estaba Dios. El peor “problema”  que hoy tienen los muchachos se llaman “Papás”, pues son papás que  les alcahuetean y les enseñan antivalores; cual es el mensaje que les estamos dando a los        niños y a los jóvenes de hoy, cuando con los ejemplos les enseñamos lo contrario, es por eso que los jóvenes no nos creen y tienen toda la razón. La familia, la gran productora de valores, está desprogramada, los jóvenes están confundidos, que hacer si unos padres enseñan unas cosas y otros padres enseñan lo contrario, y el joven entonces se pregunta: 
         ¿Quién tiene la razón?.

Familias que han cambiado el amor por la comodidad:
Para educar bien a un niño, se necesita fundamentalmente lo siguiente: La comida necesaria, vestido necesario sin lujos, estudio, mucho amor, y alguien en quien creer  para que no se rompa en los momentos difíciles, todo lo demás, o sobra, o es inútil o es innecesario. Amarse y creer en algo, esto es lo más importante, es lo único que nos queda cuando no queda nada, solo se necesita el amor que tenemos y la fe que contenemos, todo lo demás sobra.
Las uniones libres y de hecho:
La ausencia de vínculos sacramentales es fruto de la ignorancia, de la inmadurez y de la inexperiencia, pero también es rechazo hacia todo lo institucional; esta situación falsifica la alianza matrimonial y debilita el amor en la pareja y hacia los hijos; este tipo de parejas necesitan ayuda social y evangelización.
El matrimonio Civil:
Muchos católicos prefieren hoy en día solo la unión civil, por motivos ideológicos y prácticos, situación que desde el punto de vista cristiano es inaceptable, pues estos esposos  renuncian así a las riquezas espirituales del matrimonio cristiano, pues viven en oposición al plan de Cristo sobre el matrimonio. Es preciso ayudar a estas personas a clarificar su fe y a superar su indiferencia religiosa, llevándolas a vivir con coherencia, su opción cristiana.
Unión familiar falsificada:
La unión familiar es falsificada o deteriorada por la separación, el divorcio, el adulterio y la poligamia; fenómenos todos, que contradicen el plan de Dios sobre el matrimonio y la dignidad de las personas, y constituyen graves faltas al compromiso matrimonial celebrado ante Dios.
La actitud “machista” :
Un hombre machista, ofende la dignidad de la esposa y de los hijos, pues su actitud es autoritaria e irresponsable. El machista arbitrario se considera el dueño absoluto de la voluntad de su esposa y de sus hijos y los trata no como personas sino como objetos que le pertenecen y sobre los cuales puede disponer a su capricho, pues según el, todos son sus servidores que le deben obediencia sin reservas.
La actitud “feminista”
Una mujer, esposa o madre feminista, es autoritaria, agresiva y posesiva, abusa de su superioridad y de su mismo amor maternal, para aislar al esposo del amor de sus hijos; defiende a veces justos derechos pero de manera equivocada y resentida.

Padres irresponsables:
Una conducta irresponsable surge de una paternidad deficiente, del descuido material y de la mala educación de sus hijos. Los padres son irresponsables cuando no tratan a los hijos con el mismo amor, protección, posibilidad de vida y de educación; cuando acuden al aborto o a la procreación por fuera del matrimonio; cuando descuidan su formación integral, humana, intelectual y religiosa; cuando obstaculizan el futuro de sus hijos imponiéndoles profesiones o elección libre del estado de vida o vocación; cuando abusan de su autoridad, atemorizando e imponiendo a sus hijos disciplinas rigurosas que provocan rebeldías, traumas, resentimientos y huidas del hogar; cuando no tienen autoridad y ceden ante los caprichos de los hijos, no corrigiéndolos por miedo; cuando son anti testimonio y dan malos ejemplos como esposos, padres, profesionales, ciudadanos y cristianos.
Hijos irresponsables:
Los hijos son irresponsables cuando por falta de amor, respeto y obediencia, maltratan a sus padres, causándoles tristeza con su pereza y con su ingratitud; cuando maltratan a sus padres, los injurian, abandonan y desprecian; cuando los critican amargamente y se avergüenzan de ellos; cuando los deshonran, los golpean y los sacan de sus casas; cuando no aceptan sus consejos y correcciones por su rebeldía; cuando no los socorren y se desobligan de ellos; cuando existe odio entre los hermanos, riñas y/o violencias físicas o verbales.
Los padres de familia deben ser los sacerdotes consagrados de su hogar, que transmitan a sus hijos la palabra de Dios con su ejemplo y su palabra (ministerio profético); deben ser instrumentos de gracia y de santificación para sus hijos, mediante la oración constante, el amor paciente, la comprensión y la corrección serena y firme (ministerio sacerdotal); y deben guiar a sus hijos en el camino de la vida cristiana, a través de su testimonio en el mundo, de su entrega en el servicio a los demás y del compromiso evangelizador, de manera que sean introducidos plenamente en la experiencia de Cristo y de la Iglesia ( Ministerio pastoral).

  
OBJETIVO GENERAL

Iniciar una campaña a nivel de medios de comunicación en Colombia, que logre captar la atención de la sociedad, en lo referente al cultivo de valores en nuestras familias y que conlleve a una buena reacción individual y colectiva como preámbulo para una reestructuración de los principios éticos y morales que hoy en día descalifican cristianamente a nuestra sociedad.

OBJETIVOS PARTICULARES

-Concientizar a toda la sociedad en general y a las familias en particular, que si la armonía familiar se debilita, la sociedad también lo hará.
-Orientar a las familias en la búsqueda de soluciones definitivas al problema.
-Iniciar con algunas de ellas un proyecto de resocialización familiar, basado en la búsqueda de los valores perdidos.
-Estimular a los individuos que conforman las familias objetivo, para que busquen con gratuidad la fe, como camino seguro para evangelizar a sus familias.
-Recomendar a estas familias, la búsqueda de ayuda profesional en otras instituciones no familiares, que estén interesadas en el tema.


                                                               MARCO TEÓRICO

 Mucha teoría  se ha escrito al respecto, pero en particular quiero referir el resumen de un texto actual que trata con mucho interés el tema en cuestión:
Carta de Benedicto XVI a los Obispos de la India:
“Familias en vuestras diócesis, que son iglesias domesticas, son ejemplos del amor mutuo; respeto y apoyo que debe animar las relaciones humanas en todos sus niveles. En la medida en que estos no descuiden la oración, mediten las escrituras y participen plenamente en la vida sacramental de la Iglesia, ayudarán a alimentar este amor incondicional entre ellos y en la vida de sus parroquias, y serán fuente de un gran bien para la comunidad en general.
 Muchos de vosotros de los que habéis hablado habéis mencionado los grandes retos que amenazan con minar la unidad, la armonía y la santidad de la familia, y el trabajo que debe hacerse para construir una cultura de respeto al matrimonio y a la vida familiar.
Una catequesis profunda que invite, especialmente a aquellos que se preparan para el matrimonio, alimentará en gran medida la fe de las familias cristianas y los asistirá para que puedan dar un testimonio vivo y vibrante de la sabiduría ancestral de la iglesia con respecto al matrimonio, la familia y el uso responsable del don de Dios que es la sexualidad.

METODOLOGIA Y APLICACIÓN PASTORAL

El camino pastoral que todo servidor de Cristo (llámese Obispo, sacerdote, diacono, religioso, padre de familia, o laico), debe seguir para contribuir a la educación en valores de la familia y de la sociedad tres estrategias básicas a saber:
-          Educación en la fe
-          Evangelización en la familia
-          Ayuda de otras instituciones

  
CONCLUSIONES

La familia cristiana misionera está llamada a la oración, a orar juntos a Dios, quien ha creado a la familia, si una familia permanece unida, los miembros de esa familia se ayudaran mutuamente y vivirán como auténticos cristianos.
Platicando con Dios en todo momento en familia, se va a fortalecer la unión y el amor que existe entre los miembros familiares y se respetaran mutuamente además de que se vivirá continuamente como Dios lo ha planeado.
Es muy bueno que todos los días en familia, se lea la palabra de Dios; si Dios está presente en las conversaciones, el comportamiento de los miembros de la familia será el reflejo del amor de Dios; si únicamente se habla de fútbol, chismes o envidias….el comportamiento de la familia será de la misma manera.
La familia cristiana es privilegiada entre las demás, ya que es llamada por Dios a ser en donde esté, la educadora en valores cristianos como el amor, la ayuda mutua, el servicio a los demás y sobre todo a seguir a Cristo como lo hicieron sus apóstoles.
¡ Que hermoso es encontrar familias que viven ese amor por los demás ¡ ¡ que felicidad se ve en los rostros de aquellos que aman a Dios!.

Cuando Dios habita en una familia, la felicidad abunda en todos sus miembros.


BIBLIOGRAFIA

 -Renaciendo en valores; Beatriz Vásquez Gómez.
-La familia cristiana, iglesia domestica; ( mscperublog.blogspot.com/)
-pontificio consejo para la familia; (es.catholic.net/familiayvida/154/295)
-La familia como Iglesia domestica; Agustin Fabra; (www.emagister.com)
-Familias y valores; conferencia, Pd. Juan Jaime Escobar.
-Catecismo de la Iglesia Católica, Bogotá, Ed. San Pablo, 2007
-Sagrada Biblia; Dios habla hoy
-Carta a los Obispos de la India; Benedicto XVI


  

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